viernes, 17 de abril de 2009

NO LE JODAS EL TREN A MI HIJO

Ese padre y ese hijo de 7 años madrugando el día de reyes los dos en pijama dirigiéndose al salón donde tienen su arbol de navidad cargado de paquetes de diversos tamaño y colores. Mira Luisin, han llegado los reyes magos y el paquete más grande y bonito era el regalo de Luisin.
¡Habrelo, habrelo! a ver que hay. El hijo todo emocionado lo desembolvía sin acordarse del sueño que tenía. Ooooh que cosa más bonita, es un trenecito eléctrico. Vamos a armarlo, y juntos ambos emocionados se pusierón a montar el trenecito, juntos unían las vias, juntos colocarón la locomotora sobre las vías, juntos fueron uniendo los vagones. Alli tumbados en el salón armarón su trenecito y lo pusierón a funcionar.
Piiii, Piiiiiii......, chucu chu cu chu, chucu chu cu chu, Piiiiiiii,Pi,Pi, Piiiiii......
En ese mismo momento hizo presencia en casa Pepón, conocido y amigo de la familia.
Pepón era el bruto del pueblo y entraba en casa sin llamar a la puerta como se hacia antiguamente en los pueblos y dando voces para hacer notar su presencia.
MARIA, MARIA, esta Juan.
Buenos días pepón, esta en el salón jugando con Luisito.
Pepón sin más explicaciones se dirigio al salón y al ver el trenecito se lío a darle pisotones al mismo tiempo que lo maldecía. ¿pero que haces pepón? estas jodiendo los reyes de mi hijo.
A estos decía Pepón señalandolo con el dedo y sin parar de pisotearlo.
A estos hay que matarlos de pequeños, porque luego crecen, se hacen mayores y nos matan el ganado.
Pepón, para que no te maten el ganado haz un buen vallado o ata bien el ganado, pero NO LE JODAS EL TREN A MI HIJO.

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